domingo, 22 de abril de 2007

Maripepinos Segunda Parte






Ellos bailan, bailan y bailan, y Ellos se desnudan, se desnudan, se desnudan. Durante esos momentos, lo único que piensan es en jugar a ser tentador, el cual le resulta un juego muy divertido, todo hay que decirlo. Resulta interesante observar lo fácil que es lograr la seducción en masa, observar cómo las mujeres pueden dejar de lado sus pieles injertadas socialmente de “date a desear, sé virgen hasta el matrimonio, siéntate con las piernas cerradas”.

No, Ellos no se sienten utilizados. Aunque se desnuden casi por completo, sigue protegido por el escudo de su personaje, “el cowboy delicioso”. Ya no es Paco y Manolo. Ellos se han quedado con Rebeca, en los pasillos de la universidad, estudiando Cálculo para el examen que tiene la próxima semana, haciendo planes para cuando termine pronto su carrera de Ingeniería en Compuatacion.

Así, los “cowboy deliciosos” toman a una muchacha de jeans ajustado y cabello largo, la ayudan a subir a la improvisada tarima-barra y comienzan a bailar exclusivamente para ella. La toman entre sus brazos, sube y baja cadenciosamente, coqueteando con las fronteras de la seducción barata y sin compromisos de un ladies night.

Mientras tanto, la agasajada se convierte en un saco de risitas nerviosas, pero al final termina por seguirle el juego y, de pronto, invade súbitamente y con desenfado, una bien formada nalga del vaquerito, quien ha dejado en el suelo el disfraz que lo identificaba como tal. La muchedumbre femenina ovaciona a su camarada, aplaudiendo su atrevimiento de despojarse también de las amarras moralmente cotidianas. De este modo, la otrora “tímida y cohibida” muchacha, pasa a ser la matriarca aclamada por una muchedumbre de mujeres extasiadas y hastiadas de los tradicionales roles sexuales.

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