jueves, 20 de noviembre de 2008

Historias de sacerdotes y políticos

HAY QUE APRENDER  A LLEGAR TEMPRANO  
  
Al  Padre Pascual le estaban haciendo su cena de despedida por 25 años  de trabajo en una Parroquia. Un político miembro de la comunidad fue  invitado para dar un breve discurso. 
  
Como el político  tardaba en llegar, el sacerdote decidió decir unas palabras él mismo  para llenar el tiempo. 
  
"Mi primera impresión de la Parroquia la  tuve con la primera confesión que  me tocó escuchar. Pensé que me había  enviado el Obispo a un lugar terrible,  ya que la primera persona que  se confesó me dijo que se había robado un  televisor, que les había  robado dinero a sus papás, había robado también en  la empresa donde  trabajaba, además de tener aventuras sexuales con la esposa  de su  jefe. También en ocasiones se dedicaba al tráfico y a la venta  de drogas. Y para finalizar, confesó que le había trasmitido una  enfermedad venérea a su propia hermana. Me quedé asombrado,  asustadísimo... Pero cuando transcurrió un tiempo, fui conociendo más  gente y vi que no eran todos así, vi una parroquia llena de gente  responsable, con valores, comprometida con su fe. Y así he vivido los  25 años más maravillosos de mi sacerdocio" 
  
Justamente en este  momento llegó el político, por lo que se le dio la palabra. Por  supuesto, pidió disculpas por llegar tarde y empezó a  hablar diciendo: 
  
"Nunca voy a olvidar el primer día que  llegó el Padre a nuestra Parroquia... De hecho, tuve el honor de ser el  primero que se confesó con él..." 

Moraleja: ¡Nunca llegues tarde! ¡La  puntualidad es un hábito valioso! 

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